martes, 9 de febrero de 2016

Perdida

Camino sobre una tierra árida,
seca, yerma, casi sin rastro de vegetación.
Mis huellas, el único recuerdo, 
no permanecerán mucho tiempo en ella;
el viento, que no ha dejado de soplar estos días,
las arrastrará, 
las repartirá por el terreno
hasta que no quede ningún rastro.

Y todo lo que allí sucedió 
será mentira a los oídos de otros,
que habrán oído solo el viento;
a los ojos de otros,
que no habrán visto mi rastro
en aquel camino,
ni en ningún otro lugar. 
Nadie me encontrará.


Vista desde el castillo de Santa Perpetua de Gaià