Me he roto en pedazos,
y los he vuelto a reunir
con paciencia, con mimo,
con todo el cuidado del que soy capaz,
convenciéndome a mí misma
de que todo volverá a ser igual,
que cada pieza encajará en su lugar.
Pero los fragmentos nunca quedan
perfectamente unidos, como antes.
Y por esas rendijas
se escapan
se escapan
suspiros,
tímidas sonrisas,
vienen y van amigos,
miradas perdidas,
indeseadas despedidas…
Rinconcito de una calle en Vimbodí |