poco a poco
para que, al descender
y poner los pies en el suelo,
la tierra me parezca menos dura,
menos yerma,
menos oscura,
mientras sigo con los ojos puestos
en el azul del cielo,
que ya empiezo
a echar de menos.
Todos querían verme aquí,
en tierra firme,
pero este no es lugar
para los sueños.
Por eso, siempre que puedo,
alzo la vista
y me empeño en soñar despierta.
Castillo Sta. Perpetua de Gaià |
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